lunes, 28 de diciembre de 2009

La ermita de San Pelayo





La ermita de San Pelayo se relaciona con la leyenda –que seguramente tendrá cierta base histórica- de la batalla entre los moros y los cristianos que dio nombre a Cienfuegos. En conmemoración de la gran victoria de la cruz sobre la media luna, se funda la capilla cerca del "Pozo de los moros", un remanso del río Lindes donde dice la tradición que se arrojaron los cadáveres de los sarracenos.
La ermita habrá sido objeto de reconstrucciones y ampliaciones con los siglos, siendo la última la del año 1998/1999 que la salvó de la definitiva ruina.


San Pelayo consta de un presbiterio cuadrado, cubierto a dos aguas sobre bóveda de cañón, y una nave edificada en fecha posterior. El presbiterio es la fundación primigenia.
Se accede a él por un arco cerrado con una puerta con barrotes de madera, formando una gran reja. La luz solar entra por dos ventanas, una detrás del altar y otra a la derecha según se mira éste. Ésta ventana es casi la única decoración pétrea de la capilla: Consta de dos piezas unidas formando una venera u hornacina.
Dentro hay un altar cubierto de tablas pintadas (parecidas al altar de S. Esteban). Existió también un pequeño mueble de madera, en forma de templete con dos columnas y una hornacina en medio para contener la imagen del Santo, pero hace varios años que desapareció del lugar, cosa nada extraña ya que durante 20 años o más el templo estuvo abandonado y abierto a cualquier curioso.
La imagen se depositó –y allí sigue- en la iglesia de Cienfuegos. La bóveda tiene pinturas del XVIII: Unas cabezas de angelotes que sujetan un gran cortinaje rojo, con adornos, cordones y borlas doradas.
La nave no tiene peculiaridad alguna: Paredes de mampostería, puerta de arco, techo de madera y teja árabe, suelo empedrado. Debe ser una ampliación de hace dos siglos, aunque la espadaña parece más reciente, por el diseño y el material (¿coetánea a la de Cienfuegos?).
Como curiosidades apuntaremos que sobre el arco de entrada al Presbiterio aún se leen unas letras pintadas sobre el revoco de la pared que rezan: "S. Pelaio." Por el estilo pueden ser del siglo XVIII.
Desde junio del 2000 se ha recuperado la tradicional misa del Santo, con una procesión alrededor de la capilla y acompañamiento de gaitas.
Muy cerca está la "reguera las monxas," un arroyo de frescas aguas; ¿Eran la capilla y prados colindantes propiedad de un Convento? ¿Quizás del Real Monasterio de San Pelayo de Oviedo, que tuvo posesiones en el Concejo? La ubicación de la ermita cerca de un curso de agua (como San Esteban de Cienfuegos, S. Vicente de Nimbra y tantas otras), ¿tendrá que ver con cultos paganos al agua que se cristianizan posteriormente?

sábado, 19 de diciembre de 2009

El primer Santo asturiano



En la aldea de Cortes de Quirós nace el 28 de abril de 1821 Melchor García Sampedro siendo bautizado al siguiente día en la parroquia de Cienfuegos (en la foto podemos ver la pila bautismal). Desde muy pequeño dio muestra de su vocación religiosa, llegando incluso a colaborar en la organización de ceremonias religiosas en Cortes, ya que muchas veces los vecinos no podían bajar hasta la iglesia de Cienfuegos por causa del mal tiempo. Siendo todavía un niño se muda con su familia a la parroquia de San Pedro de Arrojo, cursando estudios básicos en Bárzana. Gracias al sacrificio de su familia y propio culmina los estudios secundarios y posteriormente los universitarios (Teología) en Oviedo. En 1845 ingresa en la orden de los Dominicos y tres años después ya está desempeñando su labor de misionero en el Tung - King (en el actual Vietnam). Detenido durante una cruenta persecución contra los cristianos, es juzgado y condenado a muerte, pena que se ejecuta por medio de un horrible martirio. Era el 28 de julio de 1858.
 En 1889 retornan sus restos a Asturias, siendo recibido con grandes muestras de afecto y honores.
 En 1951 es beatificado por el Papa Pío XII.
 En 1988 es canonizado como San Melchor de Quirós, por SS. Juan Pablo II.
 En el año 2001 se restaura la iglesia de San Esteban de Cienfuegos, donde había sido bautizado (en la foto vemos la antigua Pila Bautismal en la que se realizó el rito).
 En el 2003 se culmina la construcción del Santuario de San Melchor en Cortes, aprovechando parte de la vieja capilla del pueblo, que había sido edificada hacia 1910.
 Desde hace más de medio siglo se celebra el último fin de semana de agosto de cada año la concurrida romería de San Melchor en Cortes, que es una de los acontecimientos clave del verano quirosano.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Fiestas Paganas


Hasta poco antes de la Guerra Civil existió la costumbre de celebrar el "Antroxu" o Carnaval. Los vecinos de Villar acostumbraban a reunirse delante de la capilla de Santa Teresa, o en el interior de cualquier establo en caso de hacer mal tiempo.
Los jóvenes se juntaban después de comer, repitiendo siempre la misma contraseña: ¿Antroxaste? Con cualquier trozo de tela, sábana vieja, etc. se ideaban los más originales disfraces y así se pasaba el día entre cantos, bailes y risas.
Algunas personas recuerdan todavía una anécdota ocurrida con ocasión de la llamada Revolución de octubre de 1934: los jóvenes de Villar estaban reunidos en la casa de Felipa, luciendo los disfraces que habían ideado con los escasos medios a su alcance, cuando alguien llamó a la puerta. Al abrir, apareció ante ellos la siniestra figura de un Guardia Civil, con su capote oscuro y el tricornio. Después del susto inicial, se descubrió la identidad del bromista que resultó ser un joven de Villar, pero la historia no acabó aquí porque el hecho misteriosamente llegó a oídos de los verdaderos Guardias del cuartel de Bárzana, quienes mandaron aviso al joven para que bajara a la villa, orden que obedeció el pobre muchacho, recibiendo una brutal paliza por parte de los "servidores del orden". No estaban los tiempos para bromas.
 Otra tradición era la "Foguera de San Xuan", que los de Villar hacían en el camino de la "Caiperal" (en un sitio elevado, orientado al sur), o en el propio pueblo, amontonando gran cantidad de maderas y ramas, de las que se habían acumulado en los establos para hacer de "cama" para el ganado.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Romerías



A lo largo del año se celebraban varias fiestas religiosas, destacando sobre todas la de SAN PELAYO (26 de junio), cuya romería se celebraba en los alrededores de la ermita del mismo nombre. Allí se congregaban los romeros procedentes de los pueblos del entorno (Cienfuegos, Cuevas, Las Llanas, Villar) y de otras parroquias, se celebraba una misa, se "sacaba" al Santo en procesión alrededor de la ermita, se subastaban los panes de escanda (la llamada "puya del ramu") y se merendaba y hacía baile al son de la gaita o del acordeón.
En caso de haber sequía, los feligreses de antaño pedían a San Pelayo que mandase lluvia: lo sacaban al camino y le echaban agua diciendo: "queremos esto". Curiosas costumbres que, como tantas otras, se perdieron con el paso del tiempo.
En el mes de junio se celebraban dos importantes fiestas, estas ya en el entorno de la iglesia de San Esteban: el CORPUS CHRISTI y SAN ANTONIO. En ambos casos se hacía procesión "paseando" la custodia o la imagen por el campo de la iglesia, para después dejar paso a la diversión de los bailes y cantos.
También los vecinos de Villar dedicaban un día a su patrona, SANTA TERESA DE JESÚS, haciendo una breve procesión desde la capilla hasta la "portilla" o entrada a la "cortina" (tierras de labor del pueblo), misa y verbena.
En el otoño se festejaba NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO, otra vez en la iglesia parroquial, quedando ya para el invierno las celebraciones de SAN ESTEBAN y de SANTA LUCÍA (la "abogada de la vista").
Todas las misas que se hacían en estas festividades se acompañaban del sonido de la gaita y en ocasiones de cánticos especiales para esa ocasión, recitados por algún vecino.

De todas estas fiestas únicamente se ha recuperado, desde hace unos pocos años, la de SAN PELAYO, pero limitada sólo a la Misa y procesión.

sábado, 5 de diciembre de 2009

La iglesia parroquial de Cienfuegos




San Esteban puede datar del siglo XIV ó XV. Es un edificio de planta rectangular con capilla lateral y presbiterio. Las paredes son de mampostería con sillares de caliza en las esquinas. Al exterior se advierten cuatro contrafuertes; dos en el lateral Sur del presbiterio y dos en cada esquina de la fachada Este. Tiene un cabildo al lado Este y Sur cerrado con pared de piedra de más de 1 metro de altura, cubierto todo ello con un tejado sobre pies de madera hexagonales.
La espadaña, del siglo XIX, es de sillares de caliza procedentes, según la tradición oral, de la zona de Cortes. Tiene dos huecos para las campanas, sobre sendos rombos tallados en la piedra. Coronando todo, una frontón de diseño clásico con una bola pétrea en cada esquina; la central se remata con una cruz que en su día tuvo una veleta. En el centro del frontón hay una inscripción bajo una cruz que reza: "Domus Dei. ANN. MDCCCXLV". En la trasera del campanario había un balconcillo de madera que cobijaba la escalera de acceso desde el interior, elementos suprimidos en la última restauración.
En el muro Sur se abre una ventana de saetera en el presbiterio y dos ventanas pequeñas en la nave. La fachada principal tiene un óculo sobre el tejado del pórtico. La capilla del Rosario se ilumina con otra saetera en la pared Este, y la sacristía tiene una ventana cuadrada en la pared Norte y una saetera en la Oeste.
Al entrar por la puerta principal (Este), usada sólo para celebraciones especiales, se halla la escalera del coro a mano izquierda. El coro es un amplio entresuelo de madera cerrado con balaustrada de barrotes torneados; desde él se accedía al campanario subiendo una angosta escalera y abriendo una trampilla. Él óculo de la fachada principal ilumina éste espacio.
La cubierta de la nave es de teja curva sobre armazón y vigas de madera, aunque en las paredes se advierten arcos de descarga que pudieran ser vestigio de una bóveda desaparecida ó que nunca se llegó a construir. Al lado izquierdo está la puerta secundaria, de uso diario.
Más adelante, antes del presbiterio, a mano izquierda, hay un retablo enmarcado por uno de los arcos internos de descarga reseñados más arriba. El retablo, de madera pintada de rojo, azul, dorado, con adornos florales, es de mediados del XVIII. Consta de una única hornacina, entre columnas (dos a cada lado), que alberga una imagen policromada, con túnica azul y dorada, de San Antonio. A la imagen le faltan los ojos y parte de un pie desde la Guerra de 1936.
Justo enfrente, y a mano derecha según se entra, un gran arco permite acceder a la Capilla del Rosario, que alberga otro retablo dieciochesco, pintado también de azul, rojo y dorado, con una imagen de Nª Sª del Rosario, portando al Niño Jesús en el brazo izquierdo, escultura muy bien diseñada pero pésimamente pintada (en una restauración antigua). Sus colores son: amarillo para la túnica, rojo y blanco para el manto. Al lado estuvo varios años la de San Pelayo, procedente de la Capilla homónima de Cuevas: es una imagen policromada, que representa al santo con melena y vistiendo una túnica. Recientemente se trasladó al Retablo Principal. La capilla se cubre con bóveda de arista que presenta pinturas imitando los nervios de dicha bóveda. Ante el retablo del Rosario se eleva un sencillo altar de piedra.
Entrando ya en el presbiterio, separado por una balaustrada de madera, encontramos la mesa de altar, de piedra pero recubierta con paneles de madera pintados en rojo y azul. Al frente está el retablo mayor, también del XVIII, de forma semicircular y empotrado en el muro. Consta de dos hornacinas laterales enmarcadas por columnas, salomónicas dos de ellas, y una parte central en el que se superponen una tabla pintada representando una ciudad (¿Jerusalén?) y un Cristo que parece ser más antiguo que las otras imágenes; quizás sea del XV ó XVI y se incorporase al retablo. El Cristo ocupa la parte central y parte del ático; bajo él está el Sagrario, dorado, con puerta en forma de hornacina flanqueada por columnas.
En la hornacina izquierda del retablo aparece San Esteban, patrón de la parroquia. Está policromado y viste el atuendo propio de su condición episcopal: Casulla encarnada y estola. Porta un libro en la mano izquierda y una palma en la derecha.
En la hornacina derecha está San Roque, policromado, vestido de caminante, con una túnica marrón, y el imprescindible perro lamiendo sus llagas.
En la parte central estaba la desaparecida imagen de Santa Lucía, que conocemos gracias a una fotografía antigua: por su aspecto (cabeza desproporcionada, rigidez, tamaño reducido) parecía medieval.
Todo el retablo está dorado y policromado en rojo y azul. Además se adorna con las guirnaldas y otros motivos típicos del barroco.
A la izquierda del retablo, bajo la ventana que da luz al presbiterio, se halla la Pila Bautismal de San Melchor de Quirós. Se trata de un vaso semiesférico tallado en una pieza, con acanaladuras, sustentado en un pilar con forma de columna, también acanalado. Podría ser contemporáneo de la iglesia, sin ir más allá, por supuesto, del siglo XV.
En la Capilla del Rosario están los dos confesionarios de madera con celosías en las ventanas, seguramente del siglo XVIII. Hay en la Sacristía un mueble con puertas y cajones tallados del mismo siglo o quizás del XVII.
En la reciente restauración han aparecido, debajo del revoque y pintura azul de bóvedas y paredes, fragmentos de pintura mural: Una cruz, un cáliz, una guirnalda... Su antigüedad se remonta seguramente a la época de la construcción del edificio.
Como conclusión, San Esteban de Cienfuegos es una iglesia documentada desde la Alta Edad Media, cuyo edificio actual parece datar del siglo XV aproximadamente, con reformas en el XVIII, XIX y XX. Es un edificio de envergadura, a pesar de su recóndita ubicación, de noble construcción y con elementos muebles de interés, sobre todo los Retablos y la Pila Bautismal, a lo que une su gran vinculación con San Melchor de Quirós, posiblemente su más ilustre feligrés, bautizado allí en 1821.